Los objetos preferidos de la persona fallecida que se ponen en el ataúd son atacados por fantasmas de la misma forma en que atacan al cadáver. Esto incluso incluye las ropas con las que se viste al cuerpo de la persona fallecida. Los brujos sutiles pueden utilizar estos objetos para hacer magia negra. También, ya que las vibraciones de la persona están mayormente en esos objetos, el cuerpo sutil en lugar de lograr el impulso hacia adelante en su vida posterior, es atraído una y otra vez al ataúd debido al apego anterior a estos objetos y, finalmente, comienza residir en él.
Debido a su apego a la Tierra, el cuerpo sutil del ancestro fallecido cae presa de otros cuerpos sutiles tamásicos en el cementerio y también de los fantasmas (demonios, diablos, energías negativas, etc). El cuerpo llega a estar bajo su control y se convierte en un medio para sus actividades. Por lo tanto, mientras que el acto de poner algo especial en el ataúd puede hacerse con las mejores intenciones, es muy probable que sea nocivo para el cuerpo sutil de la persona fallecida. En lugar de salir de la región de la Tierra, el cuerpo sutil se queda atascado en sus objetos favoritos. A medida que el cuerpo sutil se apega más a la tierra, es fácilmente controlado por fantasmas y por lo tanto sufre inmensa agonía. Además de ser atrapado por los fantasmas, también se queda atascado en el ciclo del nacimiento y muerte.
Por esta razón es mejor no poner nada en el ataúd, ni siquiera flores. También en el caso de la sepultura, lo mejor es vestir el cuerpo con ropas blancas y sencillas.